jueves, 5 de abril de 2012

SW ~ Capítulo 2. Adiós, Alan

Me desperté tarde, porque no oí el despertador. Llegaba una hora tarde, preferí no ir y decir al día siguiente que estaba enferma.
Me pasé la mañana tumbada en el sofá, mamá ya se había ido a trabajar así que estaba sola.
De repente llamaron al teléfono.
-¿Si?
-Hola, ¿Ashley?
-Si, hola Alan. -dije tímida.
Haré una pausa para explicaros, Alan es mi novio, desde primero de secundaria, pero el va al instituto donde iba, y ahora estamos bastante separados.
-Ashley, debo decirte algo. -dijo.
-¿El qué?
-Estoy con otra... -siguió- bueno, pues eso...
Colgué el teléfono antes de que me explicara algo que me derrumbara aún más. No pude evitar echarme a llorar y estrujar el cojín con fuerza.
Se hizo la hora de comer, pero no tenía hambre. Llamaron al timbre.
-¡No quiero ver a nadie! -grité.
-Pero yo a ti si. -respondió el chico que se encontraba detrás de la puerta.
Esa voz... Otra vez, el chico rubio del instituto... Esta vez decidí abrir, necesitaba a alguien a mi lado, por muy estúpido que pudiera ser.
-¿Por qué no has venido?
-Me he despertado tarde. -dije secándome las lágrimas con la manga de mi camisa.
-¿Y por qué lloras?
-¿Por qué tantas preguntas?
-Ven, anda.
Me agarró de la mano y me hizo salir a la calle, le pedí que esperara, cogí las llaves y cerré la puerta.
No esperó a que dijera nada, me agarró de la cintura como si fuésemos pareja, y empezó a andar.
Ni siquiera me miraba, en cambio yo no podía parar de hacerlo, era extraño, cuantos más minutos pasaba a su lado, más bien me sentía. Pero no podía evitar tener cierto miedo sabiendo que era un degenerado como todos mis otros compañeros.
Me pidió que cerrara los ojos, y aunque cada vez desconfiaba más, lo hice.
Notaba que mis zapatillas rozaban con piedras, a veces él me agarraba más fuerte de la cintura y me hacía ir para una dirección o para otra.
-¿Adonde vamos?
No contestó. Pasó un rato, quizá diez, o quince minutos.
-Abre los ojos. -me pidió.
Obedecí. Era un sitio precioso, donde ni siquiera se oía el ruido de los coches de la ciudad, todo eran árboles, y un estanque poco profundo en el centro.
-Aquí es donde vengo cuando estoy triste... -siguió- y bien, ¿ahora me contarás qué te pasa?
-Mi novio me ha dejado.
-¿Y qué?
-¿Cómo que "y qué"? Para ti es muy fácil, cambias más de chica que de camiseta, pero yo lo quería...
-Te corrijo en esa frase de "que yo cambio más de chica que de camiseta" simplemente no cambio porque no tengo chica, desde que me dejó mi última novia hace tres años. Y no deberías deprimirte tanto, eres muy guapa, fijo que medio instituto te va detrás, tú si que podrías cambiar de chico más que de camiseta. -rió.
Yo también reí, aunque no de una forma demasiado sincera.

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